viernes, 25 de junio de 2010

Un lapicero escribiendo (… ¿confundido?)

La empresa supone un silencio total que solo las tardes aluden por la ausencia casi total de personal. A lo lejos se escuchan autos por la ubicación geográfica, se torna obvio por que me sitúo en el área urbana. Sé que me encuentro en el escritorio más ordenado de todos y en la esquina izquierda. Aunque debo confesar desconozco gran parte del ambiente externo, mi posición exacta es en el tercer nivel del edificio Coby, oficina “H”

¿Los objetos son de los, y humanos?
¿Puede un lapicero que es de los, y humano sentirse confundido? ¿Es esta una realidad imperfecta o perfecta del mundo?
- ¿Como se alcanza esa seguridad entre mi utilidad y sus dedos?
- ¿Es conmigo?  Respondió la agenda que en ese momento estaba sobre el escritorio.
- El que me sirvas para escribir no significa que hable con vos, estoy confundido y hablo en voz alta, pero no es como vos.
Inmediatamente la agenda me pidió disculpas por entrometerse y continúe escribiendo y la ignoré. Siendo sincero conmigo, yo me siento útil a veces, pero no siempre es así.
Con luz tenue de la tarde la agenda se abrió y entre hojas murmuró que lo curioso de mi es exigirle que me escuche sin admitirlo, y lo supe, porque decidió responderme sin que le hubiese hecho una pregunta. ¡Deja que opine!  Me dijo y silencie como permitiéndole que lo hiciera y me relató que ha llegado hasta aquí por los mismos dedos que me tocan y que a ambos nos dicen que hacer. Es más ella cree que no tiene sentido saber si soy útil, a su vez me preguntó ¿porque mi seguridad consiste en saber si puedo ser útil y no de transmitir sentimientos?
 En ese momento me confundí aun más. Mi problema es pensar si soy útil y sinceramente no sé si lo soy. Noté que no pudo dejar de verme y yo no pude dejar de sentirme triste y ensimismado.
 -    ¡No pienses en lo que te preocupa!
 -    Ya lo estoy pensando, en ello consiste mi seguridad, no hablo solo de mi utilidad, sino de mí trato y de mis reacciones y de mi vida y de lo que escribo.
 -          Te entiendo, pero hablemos mañana están por apagar las luces y ya no te puedo ser útil, pero lo pensaré y te respondo, quizá lleguemos a algo bueno ¡Lo juro!
Después de aquello, quedé incomprendido, pero desahogado con el ego interno en mejor condición por haber compartido mi pena sin pensarlo. Es un avance y el inicio impensable de una eterna conversación entre objetos que jamás sabemos de nuestra utilidad y sutileza.
He considerado que cada objeto o palabra imperfecta que se jacta de serlo finge responder cosas impensables y obvias, pero ojo, nadie lo sabe y nadie lo acepta, al menos no en el interior. Por ello somos imperfectos ¡sé que jamás seré perfecto! Siempre estoy justificando todo. Hoy por ejemplo y no sé porque, pero tengo ganas de escribir que me amo y que deseo ser feliz ¡no quiero trabajar!

















Experimento A (sonrío)

miércoles, 16 de junio de 2010

Lo que vi en tus ojos

Por el amor que guardo todo el pasado
Es un arsenal de dejo externo,
Simulacro de lo que sucede y parece cuerdo.
Libertad que me condiciona sin conocerla.

En suspiros le hallo en mis labios
Palpitante de memorias jadeantes
Enredada del silencio que se dispersa.
Y lo haces sumergiéndote en mi alma.
Como onda en el agua,
Es tu alma donde despierto
Es el atardecer cuando te observo.
Es el universo que apenas entiendo

Lo que vi en tus ojos fue fugaz,
Edificante jerga, invierno de una noche tierna,
Pudor de palabras dóciles y directas,
Caminos abiertos al pistilo de tu olor cerca.
Porque cualquier sigilo guía mis manos
Y hacemos gestos, secretos, rayos de luz,
Concertando emoción diminuta e infinita.

Lo que vi en tus ojos fue el abismo
Que acaricia el retorno del viento,
La antesala de tu sonrisa.
Y del mundo y arrullo de días sordos:
Relato feliz y reflejo de tu tez diurna.
Mirar que logra ser un estandarte en lo eterno.













Jaime Sabines
Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción 
no aprendida, y se van llorando, llorando, la hermosa vida. 

viernes, 11 de junio de 2010

El idioma del Poeta

Hay un lenguaje ineludible
festejando a la sensibilidad.
Emocionado del anochecer
con las razones de la ciudad,
angustia de la humanidad,
y en la historia sedienta de soledad.
Idiolecto acongojado de sensación,
procura del corazón.

El idioma del poeta
es el que esta solo
¿Cuantas veces cierra la boca?
Alboradas lo condicionan,
es mutis que sangra y es humana.
Y estamos llenos de presuntuosos,
individuos oportunistas
¡hipócritas!
¡Y hay un poeta solo!
separado de otros
¡tantas veces!

Armado de una espada,
profusas veces es un esgrimista
y muchas veces es una puta
con el oficio del pasado.
Sus herramientas:
las escasas letras del alfabeto,
con ellas dicen todo lo que quiere;
Y las notas del pentagrama aun más pocas,
con ellas describen la vida con sus notas;
Y con el oleo crea musas
y también las vuelve muertas,
enterrándolas y las extraña una a una.
¡Y hay un poeta solo!
No infeliz y nostálgico,
por naturaleza romántico:
De dictaduras, brota el anarquismo.
Y en un rincón cata olores, caza colores,
toca texturas, canta y ama:
En su idioma el poeta
sólo está recordando,
solo eso.














Dedico este pedazo de mi vida a las y los poetas que he leído.