CARTA XXIV
« La vida y
su sistema es una para todos, hay que reconocerlo,
luego si hay voluntad
propongamos algo más »
De
la vida hay que esperar muy poco, es más, casi nada. Ella lleva un ritmo
vertiginoso, planificado quiero decir. Si se le observa con quietud, puede
marear a cualquiera. Incluso si se le afronta, el riesgo de caerse es latente.
A veces las decisiones tomadas, buenas o malas, según el enfoque, son
permanentes. La perspectiva es modificable, no obstante, en ocasiones es tarde.
Cuando
es tarde o se nos hace tarde, ello significa deudas, infidelidades, fobias, incapacidad
de afrentar problemas, miedos, rutina, costumbre, etc. Cualquier cantidad de
obstáculos se hallan por doquier, eso es lógico cuando las opciones al alcance,
representan escapes rápidos, como los vicios o como volverse descarado y sin
vergüenza.
La
vida es como una bola de nieve, no rueda como la generalidad indica, pero
provoca avalanchas si la hacemos moverse. Cosas como esas implican días, meses
y años de percatarse si se está en un error. Claro, hay personas alrededor,
auto-encargadas de evidenciar las equivocaciones, que cada día involucran más
la propia dignidad.
Empero,
percatarse de las consecuencias de las decisiones erradas o favorables, tras
evaluarse, consciente o inconscientemente, es fácil. Solo se tiene que analizar
y/o preguntarse uno mismo cuan feliz se es. Hay cosas sencillas de saber, de
sentir.
Parece
fácil la vida cuando se dice que enfrentarla requiere estudiar y trabajar mucho,
ello en un alto porcentaje, es falso. Los resultados no siempre son
cuantitativos o representativos. Las emociones, las ideas, los sentimientos y
las sensaciones dan paz interior y son invaluables, sobre todo cuando se está
en la noche y en la almohada cerramos los ojos con serenidad.
Ciertamente
para ser feliz o tener éxito no hay que andar por inercia o contracorriente. Todos
nos merecemos estar bien, solo hay que tener claro lo siguiente: Primero se
requiere conocer que existe un sistema y este funciona por azar, casi
planificado, casi vertiginoso. Seguidamente, decidir qué se va a hacer, esto para
formar una idea y elaborarla.
Por
supuesto, se requiere tomar en cuenta el riesgo que supone alterar el orden de
las cosas, por varias razones, entre ellas ocupar otro nivel de vida. Claro, no
hablo de la llave del éxito, me refiero a caminar por el sendero adecuado. Este
camino está construido de todas esas ideas elaboradas, no de una, sino de
muchas. Mismas que no importa si una se cae, porque antes se habían
desarrollado más. Por ende, nuestra vida no tendrá como ser indigna o fracasada.
En el gobierno de la palabra, la lealtad
es el verbo/
Su adjetivo una serie de razones/ La verdad el Predicado
y el
Sujeto, las decisiones de su Estado.
© Alejso
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Con
Sternat hemos hablado de lo anterior, ambos coincidimos que en la educación formal
debiera haber cursos o cátedras de sentido común, de cómo afrontar los
problemas e incluso de como amar y de ser amado. Estas charlas a lo largo de la
vida beneficiarían a cada uno. Pero también nos preguntamos por qué esto no
sucede en las sociedades. Tras hacer un poco de retórica, regresamos a ese azar
que hace tan bien las cosas, como el sistema capitalista.
Con
Maren he podido librar cada batalla, feliz. Aunque confieso, aun me cuesta
responder a la reflexión del quinto párrafo de esta carta, a Ambrosía. De algo
esto seguro, he seguido caminando con varias ideas elaboradas, como mencioné en
el antepenúltimo párrafo, y nada me hará bajar de cada peldaño que he
conquistado, reitero.
¡Lo
mejor está por venir!
Alejso