No cambiamos, solo nos formamos

—Cotidiano de un tipo llamado Ignacio— 

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a veces solo el tiempo avanza, yo me paralizo/ 

Sin intención, pero sucede.

Creo que estoy madurando o al menos rectificando un camino que hace años había planeado. Abiel Sternat dice que he cambiado, que ahora soy un poco más consciente de las situaciones, pero igual me sigue aconsejando. No se le quita la manía de siempre tener la razón, aunque ahora, erra seguido. Lo sé, porque descubrí un fallo enorme que tuvo y lo acepto y al verse evidenciado por mí, se justificó. Quizá en otra ocasión recapacite en ello; Herber dice que soy el superficial de siempre —según él—, pero yo opino lo contrario. Es más, tengo algunos argumentos al respecto. Uno es que pacientemente medito antes de actuar y no siempre esperaba cosas materiales, pues yo solo anhelaba estabilidad, en términos emocionales, de salud y de fe, lo admito.

En la actualidad, nada de lo que hago es por instinto, ahora ejerzo por improvisación, es decir, todo lo que realizo es conocimiento previo. Quiero decir, si me equivoco, ya sabía que sería así. No sé, tal vez me he vuelto osado, quizá. No sé bien que habrá pasado, pero los últimos dos años me han hecho crecer, fue como ese cambio de la niñez a la adolescencia o de la juventud a no sé donde, el caso es que me pasa lo último. Hace un tiempo consideraba para mi futuro estabilidad por obra y arte del tiempo, pero no fue así. Con el avance del tiempo, solo vi marcharse todo velozmente. Es mas, he ido despacio, incluso, a veces estático, he cambiado hábitos y luego los supero. Cosas difíciles, ahora son fáciles y al revés, el ejemplo de ello es que ahora no tengo miedo a casi nada, quizá solo a esa fobia de tener frio, más nada.   

Repito, creo que estoy madurando o al menos rectificando un camino que hace años había planeado. Ahora tomo las cosas despacio. No corro si voy tarde al trabajo o a la Universidad, ahora salgo más temprano. Comprendí que aun existen lugares donde hago y digo lo que quiero y no hay consecuencias, ese lugar es mi consciencia. 

Abiel dice que reconocer “lo bueno” y lo “malo” es necesario y no considera que el ser humano deba trasgredir el respeto mutuo, para continuar evolucionando. Yo pienso que el humano debe verse derrotado, saber lo indignante que puede llegar y luego rescatar sus pedazos, para avanzar a otra Estadía, donde reconozca las sensaciones, como argumentos validos para señalar errores y aciertos; Herber suele ser como Abiel, cuando no está presente. Piensa que yo no puedo ser más imperfecto, porque no puedo; Cuando él comete cualquier error, justificando su estado naturalmente humano. 

Mi padre aun me corrige, cuando él hacía estragos en su juventud, o sea, cuando tenía el poder que yo tengo de soñar o cuando poseía la razón que predica tener Sternat y/o cuando obstentaba todos los errores que escondía, como Herber, quien solo espera las conclusiones de una discusión para salir triunfador. 

No, no he cambiado, solo me he formado de la mano del tiempo... Debo confesar, reitero, no quisiera corregir a mis hijos —al tenerlos en un futuro—de lo obvio, si algún día los observo transformados en el horizonte que aprendieron a señalar.