Indicaciones para dar consejos

Si ha vivido lo suficiente o al menos así lo considera, quizá quien necesite algunas recomendaciones, «si desea aconsejar a alguien» sea usted. Medite lo que ha vivido y experimentado. Haga memoria de todo lo que se ha equivocado. Acuérdese de las veces que persuadió con su ego al necesitado de “sus” consejos; Recapacite esas acciones, estas continúan siendo inmaduras, al seguir creyendo que sus argumentos son validos, solo por tener más años.

No es jurisdicción de la edad decir a alguien “te lo dije”. Tampoco será alternativa dirigir a una persona con advertencias y/o proyectar sus fracasos con ese alguien más. Imagine en cuantas ocasiones le han dicho “no lo haga” y lo hizo. Aconsejar no funciona, pareciera tener utilidad, pero en la práctica es fracaso total,  analícelo.  

Reconózcalo, es falso entender que los seres humanos aprenden de los demás. Tampoco crea que errar es la generalidad, hay casos especiales. Muchos suelen equivocarse menos, porque piensan su posible situación 100 veces antes de actuar. Pero quienes actúan así, quizá sean cobardes —podrían pensar algunos— y seguramente así se dirigirán gran parte de la vida.

Esta indicación es una arremetida hacia esos “dueños” de “la verdad”, es decir, a aquellos “conocedores” de los secretos de una persona que acude a dialogo y no los dejan explicarse. Estos sujetos no escuchan, solo aconsejan y elevan su autoestima. Estos son los clásicos egocéntricos, a veces los propios padres y presidentes de la nación al negociar una concesión, etc.

Considérelo, cuando han aconsejado a la masa, se cometieron crímenes y frustraciones en las poblaciones. No se diga de una persona individual a otra. —Raulito, hijo, no llegues tarde de tu dichosa fiesta, debes dar buen ejemplo, eres el mayor de tus hermanos— Le aconseja su padre, cuando él se escapa, de una u otra forma a escondidas de su esposa, para ir a emborracharse con sus amigos o para acostarse con su amante; Otro ejemplo: —Debemos cambiar el sistema capitalista, reuniéndonos y accionando, argumenta Ignacio en la Universidad—. —Hablar es sencillo, pero actuar es imposible con esta juventud— Responde la Licda. Eduviges, frustrando con sus consejos, de alguna manera, a la generación de Ignacio; Como observa, de lo anterior no hay mucho que explicar...

Si va a dar un consejo, lo mejor será justificar con actos e historia, la realidad de un hecho y su consecuencia. Así es, a nadie le hace falta su sermón o su discurso.