No sé si un embrague acciona la voluntad de los pueblos, pero algo muy
parecido transmite esa fuerza. Un "no sé que sea" es benevolente o
quizá ingenuo, pues a estas alturas el
sentido común promedia fecha de caducidad en lo que dura un evento. Sobre
todo al defender una bandera y una ®marca, en el lado izquierdo y derecho del
pecho de los deportistas, por ejemplo en las olimpiadas.
En eventos deportivos es normal ver marcas deportivas, de telefonía y otros, generar
sus nichos de mercado en distintos regiones o sectores, pues ahí ubican a su público
objetivo, por ejemplo en los distintos países. Y los deportistas se llenan de
publicidad en sus pechos, peor aún el pueblo se siente orgulloso y ondea sus
banderas.
Es sencillo envolverse en esas glorias que solo lo da el orgullo nacional,
quiero decir en los sectores donde las transnacionales visten y calzan a un público
objetivo, deseosos de consumir y gastar lo que ya debe. De esa forma, las ®marcas
se escapan dichosamente del productor para categorizar y generar una posición
específica, hasta alcanzar el éxito.
El éxito está —también— en ese deportista que adquirió una medalla cuando conquistó su objetivo. Luego llega a su país, lo galardonan con dinero y fama de un día a otro. Lo curioso de ese deportista es reconocer en el discurso oficial que debe su logro a
un equipo, pero jamás reparte el beneficio económico que recibió entre los integrantes de su equipo.
Y el pueblo —público objetivo— que vitoreó al deportista galardonado, recibe
(de él o ella) charlas motivadoras durante un tiempo prudencial, porque luego
cada quien continúa como pueda en su vida diaria, ya que de ese esfuerzo invisible jamás se recibe una medalla olímpica;
Peor aún, cuando juega o participa algún representante de su país, aun le
cobran por observar la fila de ®marcas que además le venden.
Una medalla olímpica debería recibir este sistema, por su éxito, porque provoca altos índices de desnutrición, desempleo y elevados niveles de ignorancia en países desarrollados. Aun más, una medalla de oro debiera
recibir el 35% de la población mundial —cada
familia— que sobrevive con un dólar al día.
Como decía, no sé si un embrague
acciona a la voluntad de los pueblos, pero algo muy parecido transmite esa
fuerza. Insisto, un "no sé que sea" es benevolente o quizá ingenuo,
pues a estas alturas el sentido común promedia
fecha de caducidad en lo que dura un evento, por ejemplo lo que provocan las
Olimpiadas de Londres 2012.
Alejso
5 comentarios:
La verdad es que estoy de acuerdo contigo, impresionante escrito el que te ha salido hoy.
Un besote.
Pan y circo.
Como en la Roma antigua.
Se acabó el espectáculo.
Saludos.
Es lamentable, pero es así, solo dura cuando acontece y de vez en cuando al echar la vista atrás, pero nos pasa en todos los sentidos, en caliente nos apegamos, en frío la cosa cambia, como todo...abrazzzusss
te felicito por tus letras
Bueno, te leí el mismo día que publicaste, me gustó la forma en la que has explicado y analizado estos acontecimientos!
Siempre actual, siempre en argumento mi Ale, me gusta, y sobretodo hablas con razón y ello es interesante y ameno.
El tema está claro y yo estoy de acuerdo en tu enfoque y punto, hablar más es redundar, felicidades por tus letras, eres buenooooo! Lo sabíasss?
Besoss
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