Cuando llegue el recuerdo
y ya no te eche de menos,
haz de
lado la ironía de la vida
y vuelve a
las calles empedradas,
hasta el Café Batir, frente a la ceiba y a catedral.
Aquella
ciudad es patrimonio de la humanidad
y nunca cambia, además es característica,
la habitan extranjeros como éramos los dos.
Allá dejaré mi número y me podrás encontrar.
Le contaré
a Abiel Sternat
-el amigo
que trabaja ahí-
que te fuiste
que me fui
que debió
ser así.
Él nos recordará,
pues hoy, como
diseño en la pared,
dejé la
primera frase dedicada a ti,
en la re-inauguración de su Café Batir.
© Alejso
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