Habrá una brisa entre las diáfanas antes de iluminar
mi mirar, antes ha anterior de altozano que viene en
una lágrima mía, suspendida al entorno en un pedazo
de vida con lóbulos a vainilla, tersa tiene aroma a vos.
No es el manglar más crecido que el alma en condena,
ni magnánimo el yermo por eternizarse dudosa, es su
piel azahar que brilla hermosa y profunda, ágil, fiel,
reiterada y divina por encima del cielo y los capullos.
Vociferaré en su estela sahumerio, de lucidez rotunda
e inmóvil de prominencias mágicas; Estera al marchitar
fecunda a la tarde crepuscular, cálida al vendaval en abril.
Más allá del ímpetu circundante filial de la palabrería,
su boca toca mis dedos humedeciendo el celaje con los
tratados del tiempo que tocan tu voz y se sienten a vos.
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Miguel Hernández:
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es el día.
Ambrosía:... ¿Porque ahora me ves desde otros ojos?
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Miguel Hernández:
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es el día.
Ambrosía:... ¿Porque ahora me ves desde otros ojos?