lunes, 13 de septiembre de 2010

Nada te cambio

Eres literalmente opuesta.
El elixir contrario a lo que pensé
Nada te cambio
Todo te admiro
Desde entonces te pienso
La noche es demasiado tierna
Cargada de vos cuando te acercas
igual a todo aquello
que alguna vez dibujé y era tu cuerpo
abajo se enredaba la primavera
en mi todo el poder de un extraño
porque jamás pensé que atrapabas luz.

Todo está perpendicularmente idéntico
Estás callada
Eres frágil
Bella y con palabras exactas
Tiritas mujer un abanico de ciencias,
Eres literalmente opuesta
E idéntica a un bouquet febril.

Me delata la esperanza
El dulce deseo de amarte
El néctar de tu flor rebelde
Cuando te encuentro y permaneces en mí.
Dime que esto es cierto
que eres lo que siempre soñé.





Friedrich Nietzsche:

La palabra más soez y la carta más grosera son mejores,                   son más educadas que el silencio.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Este amor es ciego

Estoy preparado
para que sientas mis palabras
por encima de mi mala letra
que viajan al verme descubierto
en el fondo, reiterativo del mundo.
El destino es un abanico de noche
un plan transparente que te acerca
y me dice ser infinitamente entre el viento
para que me atrapes
podamos volar
pero no me sueltes.

Amor, tu noche y mi tarde
serán una al mismo tiempo
toda claridad es beberte en mi boca
no habrá pasado que me ate.
Si diminutos velos de avatares
de lo que fui en tu ausencia
de lo que fuiste y no está en mi cerebro.
Amor, seremos una ola sagaz
del mar diurno al reventar en la costa
y de la primavera en mutuo acuerdo
al unirse como eventos:
Tus ojos, tus labios bordeando mi rostro.

Este amor es ciego.
Me entero por efecto
hay algo de ti en mi boca
y humedad en tu sexo.
porque llueves y te siento.
Hay imágenes en nosotros de lejos
ríos desbordantes en mis manos.
Geografías frente a mis palabras
ocultas  al mundo
para presentarte con tu voz
tu rostro y tu cuerpo silencioso.
Para ello,
estoy preparado
con mis brazos al viento.














García Márquez
Los seres humanos no nacen para siempre el día
 en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga 
a parirse a sí mismos una y otra vez.