domingo, 28 de noviembre de 2010

El mago

La otra noche inicié con el espectáculo de siempre, pero ahora es otro día y es distinto. ¿Qué puede hacer un mago sino inventar y hacerlo mejor pero majestuoso? Pensé, sentí y encendí una fogata entre mis mangas, de pronto apareció una mariposa haciendo nada; Creí que había un error, empecé de nuevo, encendí la fogata, ahora una pequeña y en la abertura de los botones, entre mis mangas, desde allí apareció de nuevo esa mariposa haciendo nada.  

Allí estábamos todos, excepto la mariposa haciendo nada. Ella era una voz que decía !aleluya!, por ello mantenía ese recuerdo con una ligera sensación. Una intensa sensación de pensar distinto, pero quedé en silencio y ello servía de nada. Siempre aparecía en el momento menos esperado y cuando el espectáculo lo tenía ganado y todo parecía sensato, esta debilidad de no saber qué hacer me apagaba.

Mi alma pareció ceniza, ni siquiera un aplauso venía para darme ánimo, pero incluso esa noche olía a azahar y nunca lo había sentido, quizá sí, pero en medio del espectáculo que el público veía no pasaba nada. Esta vez vi a donde no solía hacerlo, en el lado Sur del escenario había un espejo y en una centésima de segundo, cuando me percaté, pregunté ¿por qué esa mariposa haciendo nada?

Antes de llegar a ese escenario pensé en la magia de entre mis mangas  y de la bella mariposa queriendo decir algo. Pensé y dije, cuando aparezca de nuevo la observaré y la haré sentir protegida y lo haré siempre.

Hoy por tercera ocasión caí en cuenta, cuando pase de nuevo frente a mí, seré distinto, el show continúa y estaré con mis ojos abiertos. Ahora estoy en el medio del espectáculo en una faena intensa, me dejaré llevar por las sensaciones, tomaré a esa mariposa y la llevaré al campo.




viernes, 26 de noviembre de 2010

A esa hora nada cambia

Si me dan las dos y
faltan 4 para las 3
entonces no me despiertes
y si dan las 5
y solo a mi me miras
deja que den las 5:36
quiero seguir abrazado a vos
a la tranquilidad
a ese estado de ánimo
que no cambia si estás conmigo
a esa hora nada cambia.
Déjame despierto hasta las 6
pero si llegara a cerrar los ojos 2 horas más
sólo finge que duermes
para que yo también duerma.
si da el medio día
no te alarmes,
los juegos de azar son de día
y no mires, porque falta poco
pero si dan las 8
deja que iré por el desayuno
vos no te preocupes
el tiempo es este día
al rato te llevo al uso de las horas
y yo iré a las mías
pero no olvides
nos vemos 3 para las 9.









Claudia Concha
Lo suyo es mi mundo en sus manos,
tocándome de lejos al callar mis ojos y cerrarlos.

martes, 23 de noviembre de 2010

¿Qué esperabas?

De hecho lo entiendo

Porque te siento y me siento
En mi haz brotado y te siento
¡Yo mismo lo advierto!
Germino de un binario de dopamina fértil,
errante en la unión de mis tejidos
porque en un clavel queda tu olor
y me sientes y yo te siento.
Sí, lo sé,
Me lleno de destellos a borbotones, 
porque todo es lo efímero sin tiempo
en mis haz brotado y te siento

¡zigzagueando!       
En la brevedad de una uva,
ahí he bajado por mirarte 
catando a sorbos
atesorando todo ello
en ese lugar que se gesta de suspiros
y se intensifica
de hecho lo entiendo y vos lo entiendes

¿Qué esperabas?
¡Que tuviera ojos grisáceos!
ahora los adjetivos tiritan
Y se jactan de ser un baile en la entrega.
¿Qué esperabas?
Siempre quiero estar con vos.
Cómo quieres que actuara
cómo el roble del que habla Benedetti
y que sólo observara?

¿Qué esperabas
?


Estoy sin voz y silencio sin el azul lejano y verde de las montañas. 

sábado, 6 de noviembre de 2010

Servicio casi social

La verdad tiene un cuerpo engañoso, se le ve tierna y cuando enfoca: su dos húmedas casualidades revelan sosteniendo una conversación bien fluida, una posición bastante certera y siempre tiene razones.  Lo virulento, he de reconocerlo, es que continuamente vive cambiando su postura. Por tantas opciones, la verdad ostenta un abanico de insensatez;  Es de las mejores ofertas en el mercado, en la calle, en la escuela, en la universidad, en el trabajo y siempre parece correcta. Hasta parece oler bien. Sin la escandalosa modestia que llevan el nombre de una mentira.

Mi verdad es casi siempre cierta. La otra vez por ejemplo. Estaba con Ignacio y Alberto, los cuales decían allá va Matilde, se le ve bien por detrás, y mira a Gustavo, su novio, es detestable. Juraba que ellos estaban celosos, pero no, solo sentían el sabor de ella a lo lejos con su asquerosa lengua; Ellos hablaban cerca de mí porque sabía que yo conocía a Amanda, amiga de Francisca, prima de Matilde. Seguramente pensaron que participaría de ello, cosa que jamás hice, porque mi interés era otro, uno totalmente contrario. Ni me gustaba Matilde, ni quería quedar bien con ella. Quería que Gustavo supiera lo arpías que eran mis amigos, porque su hermana Karla era quien mantenía mi secreto.

Mi secreto consistía en no cobrar tanto, ni pararme en una esquina. Era un servicio casi social. Cuando pasaba un tipo cerca de mi le decía ¿Cuánto crees que vale tu vida? Y él me contestaba casi desconcertado, casi enojado, casi impactado -¿Qué te pasa estúpido? Al unísono les digo que necesito su verdad y que quiero llevarla en mí, porque casi nunca la puedo conservar, a pesar que profeso tenerla... ¡Ah! por cierto, ya estas muerto.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Que me guarde la noche

Que la noche sea como párpados
que visualice sus ojos
Y sea tenue,
para que sus manos guíen
la copa derramada del día.
Y que si yo estoy a su lado
Y ella está a mi lado,
Las miradas no sólo residan
en un día cualquiera.
Porque si yo estoy a su lado
Y ella a mi costado,
le quiero pedir, a ella,
que me guarde la noche,
porque no me importan las demás horas.
En la noche
sus palabras se tildan con una sonrisa,
prójima de su olor de todas las frases que faltan.
En la noche,
sea como sea,
es una tarde comprimida,
prójima al Este, el Norte que ambos conocemos
y al Oeste y el Sur: el Centro de estas emociones.
Y si yo estoy a su lado
Y ella está a mi costado
quiero pedirle que guarde la noche,
porque en ella las mariposas
son del color de sombras yéndose en mis dedos
cuando su voz toca mi voz
Y su boca es un beso profanada de mi boca.
Y si yo estoy a su lado
Y ella está a mi costado
que la noche,
con sus parpados la tenga a mi lado
y las miradas no residan en días cualquieras.
Sí, en noches de cuatro puntos cardinales
que me guarden, Claudia Concha, 
a tu lado.














Es difícil describirte, porque tus párpados me ciegan
cuando me cubren de tus ojos.