domingo, 12 de agosto de 2012

Medalla de Oro "Gratis"


No sé si un embrague acciona la voluntad de los pueblos, pero algo muy parecido transmite esa fuerza. Un "no sé que sea" es benevolente o quizá ingenuo, pues a estas alturas el sentido común promedia fecha de caducidad en lo que dura un evento. Sobre todo al defender una bandera y una ®marca, en el lado izquierdo y derecho del pecho de los deportistas, por ejemplo en las olimpiadas.

En eventos deportivos es normal ver marcas deportivas, de telefonía y otros, generar sus nichos de mercado en distintos regiones o sectores, pues ahí ubican a su público objetivo, por ejemplo en los distintos países. Y los deportistas se llenan de publicidad en sus pechos, peor aún el pueblo se siente orgulloso y ondea sus banderas.

Es sencillo envolverse en esas glorias que solo lo da el orgullo nacional, quiero decir en los sectores donde las transnacionales visten y calzan a un público objetivo, deseosos de consumir y gastar lo que ya debe. De esa forma, las ®marcas se escapan dichosamente del productor para categorizar y generar una posición específica, hasta alcanzar el éxito.

El éxito está —también— en ese deportista que adquirió una medalla cuando conquistó su objetivo. Luego llega a su país, lo galardonan con dinero y fama de un día a otro. Lo curioso de ese deportista es reconocer en el discurso oficial que debe su logro a un equipo, pero jamás reparte el beneficio económico que recibió entre los integrantes de su equipo.

Y el pueblo —público objetivo— que vitoreó al deportista galardonado, recibe (de él o ella) charlas motivadoras durante un tiempo prudencial, porque luego cada quien continúa como pueda en su vida diaria, ya que de ese esfuerzo invisible jamás se recibe una medalla olímpica; Peor aún, cuando juega o participa algún representante de su país, aun le cobran por observar la fila de ®marcas que además le venden.

Una medalla olímpica debería recibir este sistema, por su éxito, porque provoca altos índices de desnutrición, desempleo y elevados niveles de ignorancia en países desarrollados. Aun más, una medalla de oro debiera recibir el 35% de la población mundial —cada familia— que sobrevive con un dólar al día.  

Como decía, no sé si un embrague acciona a la voluntad de los pueblos, pero algo muy parecido transmite esa fuerza. Insisto, un "no sé que sea" es benevolente o quizá ingenuo, pues a estas alturas el sentido común promedia fecha de caducidad en lo que dura un evento, por ejemplo lo que provocan las Olimpiadas de Londres 2012.

Alejso

5 comentarios:

ODRY dijo...

La verdad es que estoy de acuerdo contigo, impresionante escrito el que te ha salido hoy.

Un besote.

TORO SALVAJE dijo...

Pan y circo.
Como en la Roma antigua.

Se acabó el espectáculo.

Saludos.

JOSH NOJERROT dijo...

Es lamentable, pero es así, solo dura cuando acontece y de vez en cuando al echar la vista atrás, pero nos pasa en todos los sentidos, en caliente nos apegamos, en frío la cosa cambia, como todo...abrazzzusss

Recomenzar dijo...

te felicito por tus letras

Trizbeth dijo...

Bueno, te leí el mismo día que publicaste, me gustó la forma en la que has explicado y analizado estos acontecimientos!

Siempre actual, siempre en argumento mi Ale, me gusta, y sobretodo hablas con razón y ello es interesante y ameno.

El tema está claro y yo estoy de acuerdo en tu enfoque y punto, hablar más es redundar, felicidades por tus letras, eres buenooooo! Lo sabíasss?

Besoss