Adentro

En ti, una línea larga y curvada hace que

camine en las esquinas,... de a poco se atenúa
y aquella recta sigilosa, te involucra a mis ojos
y te enreda a mi pelo. Mis dedos saben a ti y
al otoño inusitado donde caen los recuerdos.

Es que nos amamos, pero los medios días
son tan largos y tu cintura solo llega a mí,
en luna nueva; ella sabe que te busco y tú
cargas con mi mirada.

Nos aferramos insistentemente al portal
que abre esas imágenes reiteradas... es tarde
y apenas tus manos alcanzan a ocultar mi rostro.

Justificación del día,

Hace tiempo que la frecuento y la observo de noche cuando duerme y ella misma no lo sabe, digamos que cobardemente la ataco de ilusiones que no salen de mi boca. A veces la miseria de mis intenciones puede más que un recuerdo grabado en mi piel.

Con los años cesan los detalles y uno mismo se enriquece de recuerdos, no digamos las mujeres, que por una mala estructura dependen de su pareja y no necesariamente financiera. Nunca he sido una mujer; pero he degustado sus cabellos en mi olfato y sus piernas en mi tacto. Creo saber que es lo que necesitan, porque la vida y la mujer están hechas de felicidad acertada esperando el momento y el recuerdo oportuno que las deje equivocarse de vez en cuando y luego compartir culpas a escondidas. La amo estoy seguro.

Su tez y sus labios cuando forman mi nombre, la considero un detalle para mis dedos y un gemido para mi risa retorcida. Me parece tan mujer y me fascina verla caminar…