viernes, 21 de agosto de 2009

a veces olvido que me olvidó

Cuando zarpé al malecón, recolecté
esperanzas frustradas que se acomodaron a una
realidad sofocante de dádivas.

Desplazado por la rocas preciosas de la orilla
moje mis pies y las vertientes socavaron mi vaguedad,
me encamine a las estaciones fronterizas,
alternando con la murmuración del adiós al tiempo y
llevaba consigo el odio y el amor.

En la lejanía había tumulto y nosotros dos entre
las muchas huellas procuramos al crepúsculo
que hace cubrir de sombras el mar
y de viento avatar a las olas.
Todo lo llevaba en mente, desesperación, propuestas,
fatalidades y voluntades para aferrarme a ella
como el estanque que pródigo proclama la
lluvia e inocente en el verano espera para no morir.
De lo más extraño era así,
la pasión al rose de nuestros cuerpos.
¡la ame, me amo!
Sé que se acabó,
es solo que al cerrar mis ojos,
…a veces olvido que me olvidó.

Justificación del día:

En contadas ocaciones se reinvidicar días como este, desperte sin fuerzas, un poco frustrado de tantos fallos intensos. Como dice Neruda, un tanto compuesto "en días como este la tuve entre mis brazos", y "sera de otro, de otro, como antes de mi besos".

Merezco decir estas palabras, pero tambien le pedi una tregua a la mujer que hoy conserva mis ojos. Por paradojico, tras liberar estas culpas que arrastro, ahora me siento una persona no infeliz,

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