lunes, 12 de octubre de 2009

Novela Martino. Cap III Ruptura Parte 2.5

Hace tiempo que la frecuento y la observo de noche cuando duerme y ella misma no lo sabe, digamos que cobardemente la ataco de ilusiones que no salen de mi boca. A veces la miseria de mis intenciones puede más que un recuerdo grabado en mi piel. En una ocasión Galo me pregunto, porque razón esa mujer cuando pasa por acá voltea siempre y parece que busca algo, - le dije - ve y síguela por unos metros hasta que logré no vernos, - responde- ¡para que! - Inmediatamente le explique- No sé, solo hazlo. Galo sin decir más, se escabullo perfectamente detrás de ella, - uno frecuentemente actúa sin pensar- y la siguió durante varios metros, justo cuando desaparecí del horizonte. En pocos minutos regreso conmocionado a decirme que ella a lo lejos volteaba para atrás; Pero que no sabía sí voltea por él o por mí; me lo decía de forma irónica, tomando en cuenta que él era guapo y yo necesariamente caballeroso.

Antes de esa ocasión, hable con ella y le dibuje la vida y fue un encuentro casual, fortuito quizá, sucede que la ayude a hacer unas muestras de historia y de belleza, promoviendo su dulzura y yo mi carisma que en pocas ocasiones es humilde, por carecer de modestia ausente. Constantemente busco el amor y la felicidad, no he vivido mucho, pero mi referencia son muchos y he de argumentar que en el deducir de los años una mujer responde a los detalles, nunca olvida quien se los hace. ¿Porque a pesar de tanta belleza los cumplidos desaparecen?, así es como se agotan los que se aman y aparecen los amantes, por eso voltea a mí. Una mujer sabe cuando se le contempla, por ello y circunstancia de lo anterior, acaricia al extraño devoto que aparece de pronto. Hoy mí sonrisa interior es aun más irónica que la de Galo que es un estereotipo de muchas, no de todas.

Con los años cesan los detalles y uno mismo se enriquece de recuerdos, no digamos las mujeres, que por una mala estructura dependen de su pareja y no necesariamente financiera. Nunca he sido una mujer; pero he degustado sus cabellos en mi olfato y sus piernas en mi tacto. Creo saber que es lo que necesitan, porque la vida y la mujer están hechas de felicidad acertada esperando el momento y el recuerdo oportuno que las deje equivocarse de vez en cuando y luego compartir culpas a escondidas. La amo estoy seguro.

Su tez morena y sus labios sensuales cuando forman mi nombre, la considero un detalle para mis dedos y un gemido para mi risa retorcida. Me parece tan mujer y me fascina verla caminar…

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