viernes, 25 de septiembre de 2009

Su Cabello

Bajo una arcada el viento adulante atrajo en sus hebras perfume; yo esperaba como se mecía, que oportunidad y que esbozo de trisar aquel instante en que su olor libido de juventud encantadora converge y provoca.

Mientras su cabello tirita, vi ignominio como el viento advierte, silencia y acaricia su presencia, me acerque, le cubrí con mirada encimosa y me deslice a describir con mis dedos sus versos bermejos antes que dispusiera cegada a abandonar el dintel de mis ojos.

Ambrosia, mujer notable, transformas el yermo en paraísos misterios, cobijas placer, rodeando a mi cuerpo de alquimia. Camina sin esquivar, ve, ándate, vuelve y refleja el color de tu cabello, hazme digno testigo del amanecer.

Ambrosia, tu cabello vincula la ternura, el tibio del verano, la pronta primavera, las huellas de tus manos, las caricias de murmullo que conservan el ópalo de dioses, hasta entonces dormidos.

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